5 razones para usar modelos tridimensionales en mediación

 

Los modelos tridimensionales son unas recreaciones que, en el contexto de la mediación, representan una metáfora de los problemas, de la situación conflictiva que genera y de las soluciones, de manera que de forma abstracta se externaliza y objetiviza el conflicto.

Mi primer acercamiento con los modelos tridimensionales aplicables a los procesos de mediación se produjo en la edición del World Mediation Summit en el año 2016, y, posteriormente, con un taller impartido por el mediador y profesor Christiam Lamm.

En la práctica, el resultado es tan impactante para las partes intervinientes como cuando se aplican los modelos tridimensionales en un Role Playing. Por ello, consideramos interesante enumerar cinco razones por las que creemos que su uso aporta beneficios a un procedimiento de mediación.

1.- Es una herramienta adecuada en casos de bloqueo

No existe una respuesta unívoca ante un bloqueo, el mediador puede usar cualquier técnica con la que se sienta cómodo. De hecho hay autores que dicen que hay tantas técnicas como mediadores.

A los caucus, descansos de 10 minutos, Técnica del embudo, Técnica del abogado del Diablo, normalizar, recontextualizar, reencuadrar, externalizar, “ponerse en los zapatos del otro”, y por supuesto legitimar y parafrasear entre otras muchas, podemos añadir esta herramienta como un complemento más.

Cuando pensamos demasiado la parte creativa se bloquea, introduciendo estos modelos cambiamos los procesos de generación de ideas.

2.- Es especialmente interesante en una mediación multiparte

Aunque estos modelos pueden aplicarse a mediaciones de dos partes, por ejemplo en divorcios, no cabe duda de que las notas que se ofrecen a continuación son más destacables en mediaciones con múltiples intervinientes.

En estas situaciones todos participan a la vez, construyen su modelo representando el conflicto en la actualidad, o como les gustaría ver el futuro, (en función del momento en el que estén y bajo las directrices del mediador) y luego cada uno tiene la opción de explicar su modelo y a su vez, comprender el modelo de los demás, incluso opinar, evitando dos cosas fundamentales:

  • La colonización de historias: cuando la segunda parte (o siguientes partes) comienza a contar su versión, se transforma en argumentos de justificación, defensa y nueva acusación de la primera historia contada, queda “colonizada” por la narrativa primera, siendo altamente probable que el mediador también se colonice y se inhiba de esta forma la generación de nuevas alternativas.

Esta es la razón de que algunos autores como Sara Cobb abogue por las reuniones privadas al comienzo del proceso, para que cada uno pueda contar su historia desde donde quiera y cómo desee hacerlo, evitando de esta forma que la historia contada en primer lugar dominee a las otras narrativas.

  • Evita que se escuche una parte muy reducida de la historia contada por una de las partes al estar pendiente de cómo   contrargumentar, justificar, atacar (en definitiva, diseñar una estrategia para cuando llegue su turno), quedándose al principio de la narración y perdiendo parte de la información.

        Con estos modelos, las partes ya tienen lo que quieren contar, por lo que se favorece la escucha.

Además aporta tres beneficios a tener en cuenta

  •  Iguala las posibles diferencias comunicativas que puedan existir.
  •  Se habla de manera indirecta por lo que se disminuye la carga negativa del lenguaje, no se habla de una persona, si no de un modelo tridimensional.
  •  Implica a todos y eso permite muchos procesos creativos
3.- No se requieren habilidades especiales por parte de los mediados

No es necesario ni una cualificación especial, ni un sentido de la belleza especial, no es una competición. Importa más la historia que hay detrás del modelo.

Tampoco existe una forma mala de construir, ni una buena, pues no es lo que se cuestiona, tan sencillo como unir dos piezas para que se pueda contar una historia.

4.- Predispone un ambiente óptimo

Cuando las partes están centradas en sus posiciones, cerradas, existe una cierta de frustración sobre las posibilidades de la mediación como método adecuado de resolución de conflictos, y de su problema particular de modo que la disputa toma un cariz irracional donde hay predisposición a un enfrentamiento, pérdida de comprensión, predominio de la comunicación no verbal, se deja de escuchar, se interrupe o se ignora, se pueden cancelar citas de mediación y en última instancia incluso abandonarla.

El uso de un juguete como una técnica de comunicación distinta, aunque esto no sea un juego, genera un estímulo gratificante, nos pone en un estado emocional positivo.

Además el efecto de la externalización pasa por interrumpir la culpa y el acto de culpar; ayuda a las partes a no identificarse con el conflicto y separa a las personas de aquel. También objetiviza los problemas, no las personas, además al separar el problema de la persona, el lenguaje y lo que se dice se torna menos agresivo.

5.- Facilita la escucha y la comprensión

Todas las razones expuestas anteriormente no hacen si no facilitar la escucha y la compresión por parte de los intervinientes en el proceso, que son el primer paso para que se vaya abriendo la magia de la mediación.