25 de noviembre: Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer

 

 

¿Qué sabemos de este día?

La convocatoria empezó en 1981, por el movimiento feminista latinoamericano para conmemorar la fecha del asesinato, en 1960, de las tres hermanas Mirabal (Patria, Minerva y María Teresa, llamadas también Mariposas), activistas políticas que se opusieron a la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, en República Dominicana.

En el año 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas asumió esta fecha de reivindicación en la Resolución 54/134, de 17 de diciembre, invitando a gobiernos, organizaciones internacionales y organizaciones no gubernamentales a convocar actividades dirigidas a sensibilizar a la opinión pública sobre el problema de la violencia contra la mujer.

Asimismo, el 20 de diciembre de 1993, la Asamblea General aprobó la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer.

 

¿Para qué sirve este Día Internacional?

Lo más importante de un Día Internacional, cualquiera que sea su temática, es la sensibilización de la sociedad. En el año 1991, tras el encuentro Women’s Global Leadership Institute, que se realizó en el Center for Women’s Global Leadership (CWGL) en la Universidad de Rutgers, se incorporó a la celebración de este día la campaña internacional 16 días de activismo contra la violencia de género, que dura hasta el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos.

Desde Naciones Unidas se defienden cinco motivos principales para la celebración de este día:

  • Porque es una violación de los derechos humanos.
  • Porque es consecuencia de la discriminación que sufre la mujer en las leyes y en la práctica.
  • Porque afecta e impide la erradicación de la pobreza, la lucha contra el VIH/SIDA, la paz y la seguridad.
  • Porque se puede evitar, la prevención es posible y esencial.
  • Porque sigue siendo una pandemia global, casi un 70% de las mujeres de todo el mundo sufre algún tipo de violencia a lo largo de su vida.

 

¿Sigue siendo necesaria su celebración en la actualidad?

En muchos países las mujeres no tienen derechos; son, todavía, personas de segunda clase. Son propiedad de sus familias y de sus maridos en el momento en que se casan. No pueden conducir, no pueden firmar un contrato, tienen el voto restringido.

En España, por suerte, todo esto está superado. Legalmente, mujeres y hombres son iguales. El problema es que han sido muchos años de patriarcado, años en que las mujeres han estado sometidas al poder del hombre y han conseguido sus derechos uno a uno y con una gran lucha. Pero perduran muchas desigualdades, producto de la larga tradición, de estereotipos que aún pesan mucho y de que una sociedad es como un bloque y no se puede modificar su comportamiento de un día para otro.

Así, los principales problemas con los que se enfrenta la igualdad real entre hombres y mujeres en países desarrollados son: la brecha salarial entre géneros, la baja presencia femenina en altos cargos de empresas o instituciones públicas o la falta de conciliación familiar y laboral, que afecta todavía más a las mujeres. De todo esto habla la Comisión Europea en el Coloquio inaugurado el 20 de noviembre de 2017 “Derechos de las mujeres en tiempos difíciles”.

Tampoco ha cesado la violencia física, pues nos enfrentamos a estadísticas muy duras aún en cuanto a denuncias y condenas por malos tratos, delitos contra la libertad sexual, contra la libertad y contra la vida, no solo a mujeres sino a niños, pero incluidos en el marco de la violencia de género. No olvidemos que en el momento en que escribo esto han muerto 44 mujeres víctimas de esta violencia.

Por eso creemos que sí es necesario mantener una fecha en la que no solo se visibilice el problema, que actualmente es bastante evidente debido a las políticas institucionales y a la actividad de muchas asociaciones privadas para acabar con él, sino también para la sensibilización y, principalmente, para que no dejen de llevarse a cabo actuaciones y destinándose fondos para luchar contra ello.

 

¿Qué hacemos nosotros?

En Sepín, nos encantaría dedicar nuestros esfuerzos a otras ramas del Derecho y poder cerrar la materia de violencia doméstica debido a que esta haya dejado de ser un problema para ser algo, como muchísimo, anecdótico. Mientras esto no sea así, nuestro trabajo consistirá, como hasta ahora, en acercar la realidad, llamando la atención sobre los puntos sobre los que actuar, analizando los cambios normativos, los instrumentos de planificación y la jurisprudencia más relevante. Analizando las posibilidades, tratando de encontrar soluciones. Haciendo lo posible para dejar de trabajar en esta materia porque un día, por fin, habrá soluciones y serán permanentes.