Que la mediación es una herramienta de resolución adecuada de conflictos, es de sobra conocido, que por los efectos que produce en la relación dañada, provoca otras consecuencias positivas que no son el objetivo principal, también.
En esta ocasión queremos ver la mediación con una nueva perspectiva: como asesoramiento técnico. Un modelo que requiere un poco más de intervención, por parte de la persona mediadora, en el problema, que tendrá la necesidad de adoptar un estilo de negociación basado principalmente en posiciones.
De este modo, el objetivo es plural: favorecer la comunicación y el consenso entre las partes, y prevenir conflictos futuros ya que es posible alcanzar acuerdos de manera rápida con un asesoramiento legal y técnico. Este modelo requiere o abogados con un perfil mediador con una trayectoria en el ejercicio, o dependiendo del tipo de problema, profesionales elegidos en función de su conocimiento y prestigio en la materia, que también tengan formación en el ámbito de la mediación.
Existen varias razones para acudir a esta herramienta en su función de asesoramiento, todos sabemos el papel determinante que puede jugar un tercero neutral, o multiparcial, si se quiere ser más preciso, no obstante, entre las razones principales están que se crea el espacio adecuado para dar el tiempo necesario y la importancia a reparar la relación o prevenir el conflicto y que la persona mediadora puede ayudar a las partes a determinar por adelantado cómo resolverán sus conflictos futuros, a fin de evitar que se llegue a un punto muerto en las relaciones, favoreciendo la comunicación y el consenso entre las partes.
La mediación permite a las partes involucradas en el conflicto hablar por sí mismas, teniendo en cuenta la naturaleza diversa y a veces contradictoria del ser humano (unas veces racional, otras emocional, unas veces cooperativa, otras competitiva), con el fin de establecer los asuntos tal como ellos los ven, sintiéndose respetados y autónomos, y asumiendo la responsabilidad sobre sus decisiones de futuro.
Estas interrelaciones, entre las necesidades emocionales y la necesidades racionales, permiten, con la ayuda de la persona mediadora, encontrar las soluciones que más se adaptan a lo que requieren las partes, teniendo en cuenta las peticiones de los intervinientes. Esto evita que sea alguien ajeno al entorno quien interponga una solución pese al carácter más directivo que requiere el profesional de la mediación cuando actúa con un perfil de asesor técnico.
Por el propio desarrollo del proceso de la mediación, se sigue un patrón con el objetivo final de encontrar un acuerdo: querer lograrlo, la oportunidad de expresarse sobre la situación, la discusión sobre las circunstancias del debate y las diferencias de opiniones acerca de los hechos, sin establecer culpas, la identificación de los distintos asuntos a tratar, y finalmente, la búsqueda de soluciones y la necesidad de encontrarlas.
Como ya hemos expresado en varias ocasiones, la mediación favorece el respeto a las diferencias de valores y comportamientos y ofrece una oportunidad para descubrir y tratar las causas subyacentes de los conflictos para mejorar el comportamiento futuro, salvaguardando la privacidad y confidencialidad que otorga el proceso.
En un entorno más empresarial, aporta flexibilidad al adaptarse a todo tipo de divergencias empresariales, sea cual sea su complejidad, y permite a los directores de empresa mantener el control de la resolución de problemas, y mantener relaciones que favorezcan el desarrollo empresarial pese a que puedan surgir disputas o malos entendimientos.
Por todo lo anterior, las soluciones acordadas mediante el desarrollo de una mediación tienen mayores posibilidades de ser cumplidas ya que las partes se involucran en aquél.
Siguiendo a MERINO ORTIZ, C., en su obra“ La mediación familiar en situaciones asimétricas” se nos propone una serie de situaciones propicias para la mediación conforme a este modelo.
Esta misma autora establece una serie de críticas a la mediación cuando se utiliza como asesoramiento técnico:
En la actualidad esta faceta de la mediación está cobrando cada vez más importancia para gestionar las rupturas de futuras relaciones de pareja, a modo de acuerdos matrimoniales, las parejas que quieren iniciar una vida en común están buscando un asesoramiento sobre como gestionar una eventual separación, que sea acorde a Derecho y que a la vez respete sus intereses particulares, para que llegado el momento, en el caso de que llegue a darse esa situación, dispongan ya de una orientación de los pasos que debe seguir la familia sin añadir más costes emocionales a los que ya produce una ruptura.
Diez años de la Ley de Mediación. Diez años de jurisprudencia en mediación familiar