Cuando hablamos de poder, asimetría o desequilibrio en una relación familiar nos estamos refiriendo a tácticas, maniobras o técnicas de dominación sutiles, sin necesidad de usar la fuerza, con el objetivo de desear o imponer sobre otros la propia voluntad en sus decisiones y conductas, y conseguir una posición más privilegiada. A veces la propia ruptura, o el conseguir el rechazo de los hijos pueden ser alguna de estas tácticas.
En todo proceso de mediación existen juegos de poder que originan equilibrios y desequilibrios entre las partes. Ante esta situación, la persona mediadora debe buscar la equidistancia en la mesa de negociación, lo que supone que debe contar con ciertas habilidades: reconocer las dinámicas de poder entre los actores en conflicto, identificar los eventuales desequilibrios que se puedan presentar en la mediación y empoderar a las partes a través del uso de las técnicas y herramientas de las que dispone, que además de permitir una gestión del conflicto, están encaminadas a mantener el equilibrio de las relaciones de poder. Esto va a suponer efectos en el cumplimiento de los acuerdos que se logren, pues si entre las partes en conflicto hay un equilibrio de poder es más factible que se esfuercen por respetar o, mantener los acuerdos en el tiempo de una forma satisfactoria.
Esta asimetría, se puede observar en las relaciones de familia que, directa o indirectamente, es llevada a la mesa de mediación y puede sustentarse en múltiples circunstancias: como la disparidad entre sexos (masculino y femenino), la dependencia económica, la dependencia afectiva con respecto a un miembro de la familia o, incluso la subordinación entre miembros de la familia cuando entre ellos hay relaciones de jerarquía.
A veces, es una situación muy evidente, se puede observar cuando las partes no cuentan con igual posibilidad de defender sus propios intereses, debido a que entre ellas salen a flote otras variables, tales como los aspectos económicos, legales o sociales que de una u otra manera desvirtúan o vician la relación igualitaria. Otras, no lo son tanto, pero si es apreciable en señales introducidas en la comunicación verbal y no verbal, incluso en otras circunstancias ajenas al lenguaje, pero que a su vez generan presión de una parte sobre otra limitando su elección de manera funcional a la parte más fuerte.
También hay que tener en cuenta algunos códigos simbólicos de presión, que son las señales introducidas en mecanismos adicionales del lenguaje que tienen un significado específico entre las partes, o están revestidos de intencionalidad para generar esa presión, por ejemplo, ciertos gestos o expresiones corporales con un rango diferente de significados, desde el punto de vista sexual, económico o emocional.
Debemos estar atentos a:
Hay que tener en cuenta que la asimetría va ligada a la limitación de la responsabilidad y a medida que la autoridad se disuelve, esta responsabilidad queda cada vez más repartida.
Pero ¿cómo trabajar las asimetrías o desequilibrios? Si existen dos herramientas fundamentales son la legitimación y el empowerment, pero también es necesario utilizar varias estrategias según sea necesario. En este post vamos a hacer mención a dos de ellas muy útiles y sencillas de llevar a cabo.
1)Asignar tareas de recogida de información:
De este modo, se ayuda a que las dos partes desarrollen sus recursos y ayuda a contrarrestar situaciones en la que una parte intenta persuadir a la otra de cambiar una posición aportando información adicional.
El uso de esta técnica debe tener en cuenta que no hay que plantearlo como una ayuda al más débil. De hacerlo así, se estaría comprometiendo la imparcialidad de la persona mediadora.
Es clásica la situación en la que, arrastrando roles tradicionales, la mujer se ha ocupado más de las tareas del hogar, mientras que el hombre se ha centrado en las cuestiones económicas de la familia. La forma más sencilla de equilibrar la situación es proponiendo que cada uno recoja información sobre los ámbitos que desconoce, por su cuenta y sin la ayuda del otro.
4)Neutralizar el uso de los puntos débiles de la otra parte:
Una forma de intentar detentar el poder es usar los puntos débiles de la otra parte para predecir su conducta. La forma de actuar de la persona mediadora para mantener el equilibrio sería solicitar a la persona que ha sido descalificada que describa cómo se siente y a la persona que ha realizado la acción permiso para interrumpirla en caso de repetición.
Veámoslo con un ejemplo sencillo
Extracto del artículo: Trabajar las asimetrías o desequilibrios en un proceso de mediación familiar (SP/DOCT/114468)