¿En qué tipo de servicios se especializa la Legaltech española?

Según los datos publicados por la consultora española Legaltechies, actualmente en España tenemos 142 proyectos Legaltech y más de un centenar de empresas relacionadas con la materia por todo el territorio nacional. De hecho, a junio de 2019, el 28,2% de los proyectos se localizaban en Barcelona, el 26,8% en Madrid y el 6,3% en Valencia, entre otros lugares del país.

Ahora bien, ¿en qué tipo de servicios se especializa la Legaltech española? Antes de dar paso a la respuesta resulta necesario hacer una breve mención sobre qué entendemos por Legaltech. La Legal Tech es una combinación de los términos “servicios jurídicos” y “tecnología”, y simplemente significa tecnología jurídica. O lo que es lo mismo, estamos ante un concepto que se refiere en términos generales a la adopción de tecnología y softwares innovadores para racionalizar y mejorar los servicios jurídicos.

Aún así, la realidad es que no existe una definición común, si bien existen algunas explicaciones de mucha precisión como la formulada en septiembre de 2015 por el abogado MICHA BUES: “Legal Tech describe el uso de tecnologías digitales modernas, asistidas por ordenador, para automatizar, simplificar y, con suerte, mejorar el proceso de búsqueda, aplicación, acceso y gestión de la justicia a través de la innovación”.

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En sentido estricto, y de acuerdo con lo perfilado por el abogado alemán experto en Legaltech Markus Hartung, la Legaltech es un software que impacta directamente en la prestación de servicios jurídicos como sería la creación automatizada de contratos, la composición tipográfica, la mecanización del flujo de trabajo, la revisión de documentos, las herramientas de autogestión o las bases de datos inteligentes (como por ejemplo Ross Intelligence de IBM).

Así pues, estas aplicaciones sirven de apoyo para la labor de los profesionales del sector jurídico e incluso pueden sustituir en parte sus actividades. La tecnología a menudo produce mejores resultados y es más barata, por lo que ya no se justifica el uso de abogados para actividades mecánicas o burocráticas que se puedan realizar con un sistema informático. De ahí que, sea importante entender la Legaltech como la tecnología que modifica la práctica tradicional del Derecho tanto para los profesionales como sus clientes, haciendo más eficiente y cercana la comercialización del servicio o su prestación.

Centrado ya el concepto de Legaltech, y antes de hacer referencia a los tipos de servicios en los que se está especializando en España, vamos a hacer una breve mención a las modalidades que existen dentro de este ámbito. Para ello, vamos a tomar como referencia el índice tecnológico del Centro CodeX de Informática Legal de la Universidad de Stanford, que en junio de 2019 contenía más de 1200 empresas, de las cuales podemos distinguir siete modalidades principales de aplicaciones y empresas Legaltech:

1.- productos de asesoramiento legal automatizado para los ciudadanos (automated legal advice products);

2.- marketplaces o plataformas de encuentro entre clientes y abogados;

3.- empresas de externalización del trabajo jurídico para los despachos y departamentos jurídicos (legal process outsourcing);

4.- automatización documental;

5.- herramientas de e- discovery y revisión de documentos;

6.- análisis predictivo de casos

7.- plataformas e-Learning.

Bajo esta tesitura, ahora sí que podemos plantearnos ¿en qué tipo de servicios se ha especializado la Legaltech española? Pues bien, si volvemos a los datos publicados por la consultora Legaltechies, ahora mismo podríamos decir que hay 5 grandes categorías en nuestro mercado:

1.- En primer lugar, tenemos los softwares de gestión para que un abogado o despacho lleve el control de clientes, casos o facturación. Son servicios muy útiles ya que, por ejemplo, permiten que los despachos jurídicos lleven la gestión de expedientes, plazos, igualas, minutaciones y demás funcionalidades relacionadas, soportadas y almacenadas en la nube.

Dentro de esta categoría destacan servicios como Quolaw (de origen argentino), Kleos, Infolex o IusUp y otros mucho más clásicos como GEDEX, ABOGest, MelkorLex o MN Program. También encontramos otros como sudespacho.net, Procesia, Lex-On del grupo Lefebvre y LexProcess, o los servicios de Nubbius, LexTools, BaseNet o Suasor o Registra Soft. Y, por último, Lexpire, que se trata de una aplicación que permite calcular todos los tipos de plazos de subsanación, interposición de recursos y vencimientos ante la Agencia Tributaria, entre otros.

2.- La segunda gran categoría la forman todas las herramientas para auto-generar contratos o adquirirlos directamente sin tener que pasar por un abogado. O lo que es lo mismo, herramientas que mediante sistemas de preguntas y respuestas obtienen la información necesaria y proporcionan al cliente contratos ajustados a sus necesidades.

Dentro de esta categoría encontramos muchas opciones diferentes: algunas clásicas como FormalDocs o Bigle Legal, la versión española de Wonder Legal, modelos para reclamaciones como los ofrecidos por LexTotal, múltiples variantes como las de Crea mi Contrato, Bounsel, Legaliboo, o Legalbono desde Málaga, Mil Contratos o Lexness, versiones especializadas para startups como Starting Legal, otros en contratos de alquiler como Okidoc, Ammana para protocolos laborales de empresa, plugins para plataformas como WordPress de la mano de Legal+ o un conversor de texto office normal a interactivo HTML vía Docxpresso. Todo ello sin olvidar al “padre” de casi todos ellos, Rocket Lawyer, que ahora ya se encuentra también en España.

3.- La tercera gran categoría son los marketplaces jurídicos. Estos mercados electrónicos permiten, por un lado, a los clientes encontrar fácilmente el abogado idóneo para solucionar su problema y, por otro, posibilitan a los abogados para presentarse mejor y más específicamente tanto a ellos mismos como a los servicios que ofrecen. De esta forma, un abogado puede promocionar y vender su saber legal, mientras que el cliente puede solicitar y buscar ofertas varias y de todo tipo. Los abogados pueden darse de alta y los usuarios buscar por localización, materia, reputación, precio y demás características.

Además, estas plataformas suelen incorporar sistemas de reputación en línea que permiten a los clientes compartir sus experiencias sobre el rendimiento y los niveles de servicio de sus abogados. Vamos, como hacen los clientes de hoteles y restaurantes en TripAdvisor.

En esta categoría también encontramos muchas opciones. Comenzando por Elabogado.com, LexGo App, Sintoga para estudiantes de Derecho, Unión Jurídica o Lawyers for projects; otros más clásicos como Abogae o Abogados365, otra novedad como Abogalista o Unaes, o nombres más sencillos de recordar como Recomendar Abogado, Contratar Abogados o Entre Letrados.

Por otro lado, también tenemos Unabogado.es, Easyoffer, TuAppAbogado, Abogadea, Quiero Abogado o una de las primeras versiones autonómicas, Abogados en Baleares. Todo ello sin olvidar los clásicos directorios legales como puedan ser LexDir o particularidades como Lexdigo que parte de la estructura del marketplace apostando también por la gestión del asunto y la evidencia digital; Emérita Legal, un comparador de abogados cualificado o Vaxes, que pone en común a proyectos de empresa con abogados interesados en la materia.

4.- Otra gran categoría son los servicios para plantear reclamaciones legales de todo tipo desde el sofá de casa mediante Internet. Pueden ser empresas como Reclamador, Indemnízame, AirLex vía móvil, Quarande en materia laboral, Reclama por Mí en múltiples materias, Winu desde Valencia, No Win No Fee y Reclamación de Vuelos en reclamaciones aéreas, Legaline, Welegal o Easyfeedback y Reclamadatos para reclamaciones en materia de datos personales.

Todas estas empresas ofrecen servicios legales de forma muy sencilla, rápida y económica. La amenaza y la disrupción para los abogados convencionales aquí es clara, ya que si los clientes pueden obtener orientación jurídica o entablar una acción jurisdiccional en línea, aparece un competidor de bajo coste para los juristas cuyo sustento se obtiene a partir de los servicios de asesoramiento jurídico tradicionales. Aunque este es otro tema que ya debatiremos.

5.- Como última gran categoría, debemos mencionar todo lo relativo a las evidencias digitales, desde el registro de obra hasta el envío de correos electrónicos certificados. Por ejemplo, para el envío certificado de emails pueden citarse servicios como Eevidence, Evicertia y Mail Certificado. En cuanto a mensajes o SMS se puede utilizar la conocida Lleida.net. Pero también pueden encontrarse funciones similares, y variantes, en servicios como Ivnosys, Zertifika, Signaturit, ConfirmSign, Validated ID, Addalia, Terminis desde Valencia, la salmantina Doyfe, la popular eGarante, la catalana Certifydoc, la madrileña Procesia con LexSign o NebulaSuite de VintegrisTECH y la murciana Biometric Vox. Todo ello sin olvidar a servicios como Safe Creative o Coloriuris para el registro de contenido online, a modo de registros privados de propiedad intelectual, o servicios que garantizan comunicaciones online como Notificados o Logalty,  Visualeo y Punto Neutro para informes sobre el estado de productos o propiedades a distancia.

En conclusión, los dos grandes nichos de la legaltech española están claros: la autogeneración de documentos legales y los mercados jurídicos en los que el usuario pueda encontrar abogado rápido, fácil y barato. Ahora bien, tendremos que esperar y ver cómo evoluciona esta segunda mitad de 2019 y lo que viene para el 2020. De momento, el ecosistema Legaltech está aún en una fase incipiente y requiere aún de más apoyos para lograr su consolidación. España, por múltiples razones, tiene el potencial de convertirse en el centro de innovación jurídica y desarrollo de tecnología para el sector legal. O sea que apostemos bien fuerte y aprovechemos la oportunidad. Y por último, como una imagen vale más que mil palabras, aquí os dejo el mapa legaltech, un compendio de los principales nichos de la Legaltech de España de forma visual, mediante los logos de cada empresa y categorizados según el área de actuación.