Los menores y adolescentes, que se encuentran en plena formación emocional, son los más permeables a la transformación personal. A aprender buenas conductas, a cambiar los malos hábitos que han conocido en la familia, con las amistades, en sus relaciones y que en muchos casos promueve la sociedad.
Así, hay muchos programas educativos orientados a paliar desde el primer momento conductas asociadas al sexismo, a la violencia de género y, sin necesidad de hablar de género, a relaciones de pareja inadecuadas, entendiendo por inadecuadas aquellas en las que priman el control y la autoridad respecto del otro miembro de la pareja.
Si tenemos en cuenta que solo en el primer trimestre de 2017 se han solicitado por menores de edad 224 órdenes de protección (2% del total de solicitudes), está claro que es necesario educar en la materia, a fin de evitar estas conductas cuanto antes entre los jóvenes.
Para conocer de cerca el trabajo que se hace con la juventud, me he aproximado a dos proyectos concretos de formación en el aula contra la violencia: el proyecto “Enrédate sin machismo”, que se desarrolla desde 2010 desde las Unidades de Juventud e Igualdad del Cabildo Insular de Tenerife; y el proyecto “Yo gano, tú ganas”, promovido por la Concejalía de Igualdad del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife.
La formación se lleva a cabo, en ambos casos, con jóvenes educación secundaria, a través de varias sesiones grupales en las que se trabajan diferentes conceptos, en los que se tienen en cuenta las propuestas de la Guía de buenas prácticas de educación en igualdad en Europa:
Además, en estos talleres se trabaja desde los aspectos positivos, no solo desde el punto de vista de la violencia, sino partiendo de lo positivo, del respeto, el amor, las buenas relaciones.
Otro de los puntos fuertes de los proyectos es el trabajo sobre las redes sociales y nuevas tecnologías, cosas como el envío de fotos o archivos por aplicaciones móviles, el ciberacoso, conceptos que hoy día son muy actuales y es a través de las nuevas tecnologías el medio por el que más se relaciona la juventud. Es necesario entonces que tengan en cuenta los peligros que existen además de las formas de luchar contra ellos, de denunciar, de ayudar a otras personas que los sufran.
Al finalizar las sesiones de trabajo con los jóvenes, en los centros se realiza una pequeña evaluación. También se elaboran guías con protocolos y recursos para luchar contra la violencia de género, como la Guía Enrédate en el aula. Así, no solo el alumnado sino también el profesorado se beneficia de estos talleres y guías y puede saber qué hacer en caso de tener conocimiento de un caso de violencia de género en el aula o que esté afectando a su alumnado.
El trabajo de base con la juventud es el que mejores frutos puede dar el día de mañana para finalizar la lacra de la violencia de género y en general de cualquier tipo de violencia. Conocer el buen trato, técnicas de resolución de conflictos, modos de responder ante las situaciones, aprender el respeto como forma de relacionarse. Y aplaudo cualquier iniciativa de centros escolares, Ayuntamientos, Comunidades Autónomas y cualquier entidad pública o privada que trabaje en el camino de la educación y la formación en la niñez y la juventud, para romper los modelos inadecuados en las relaciones.