El blog jurídico de Sepín

Receta para cambiar el régimen de visitas en Navidad: La mediación

Escrito por Gema Murciano | 18 de diciembre de 2015 - 08:32

Parece un tópico, pero llegan estas fechas navideñas, y todos pensamos más en la familia, nos sentamos en la mesa y aunque ponemos alegría, a veces la mirada se nos va a esa silla vacía.

Este entristecimiento puede ser más agudo en los padres que no pueden pasar fechas concretas con sus hijos tras una ruptura familiar, a veces nuestra familia festeja más la Nochebuena, otras, más la Nochevieja, ¿Y cómo hacer en Papá Noel, o los Reyes Magos? Siempre está por medio una sentencia que nos dice como tenemos que pasar estos días.

Pero no todos los años son igual, hay veces que durante el año se han sucedido hechos trascendentales para la nueva familia que hacen que estas fechas tengan un cariz diferente, la entrada y salida de nuevos miembros pueden haber marcado este año como especial. La sensación de tristeza puede verse agudizada si la comunicación con el progenitor es deficiente o inexistente.

Pero hay una receta con la que es posible alterar, sin saltarse la legalidad, el régimen de visitas establecido por un juez, y con la rapidez que requiere la cercanía de estas fechas.

Dice el refranero que hablando se entiende la gente, y aunque a veces parece que se ha probado a hablar de todas las formas,  aún queda una esperanza, y esa es la mediación, un lugar dónde se favorece ese diálogo, incluso aunque ahora no nos hablemos.

Los ingredientes que necesitamos son muy fáciles de encontrar:

– Una sentencia que establece un régimen de visitas que este año no me otorga pasar la Navidad con mi hijo

– El otro progenitor

– Yo

Y un ingrediente especial: – el Mediador

Elaboración:

Cómo nuestro hijo es lo mejor de nuestras vidas (si, también de la suya), y queremos evitarle sentimientos de culpabilidad, que tenga que asumir una responsabilidad que no le corresponde, que tenga conflictos de lealtades, que baje su rendimiento académico, y que tenga problemas de conducta, o algo peor, problemas emocionales como depresión, ansiedad o miedo, busco el teléfono de mi mediador y le expongo la situación.

El siguiente paso es que el mediador contacte con mi ex pareja para que le pueda explicar en que consiste la mediación. Una vez que mi ex pareja ve las ventajas que da el procedimiento, acudimos los dos a ver al mediador.

A continuación hay que exponer nuestro problema y que es lo que queremos. Este paso es muy delicado, a veces las heridas no están cerradas del todo y es posible que salgan cosas del pasado que aún duelen, así que lo mejor es que cada uno diga lo que piensa, que no se deje nada, y poder ser escuchados. Al no estar ante el juez, ahora somos los protagonistas y tenemos la oportunidad de poder desarrollar todos nuestros argumentos.

Como el mediador establece puentes de comunicación, somos conscientes de lo que digo, y de lo que cuenta mi ex pareja.

Aunque no ha sido tan fácil asumir estar situación, no perdemos el objetivo. Ya no somos pareja, pero somos padres y queremos ser los mejores para nuestro hijo, así que cualquier esfuerzo merece la pena.

Una vez expuestos todos nuestros argumentos, como ya tenemos toda información empezamos a negociar. No saber hacerlo no es un impedimento, el mediador, nos ayuda si nos atascamos, es como un balón de oxígeno.

Como la mediación es confidencial, no puedo contar los entresijos de la negociación, pero en esta ocasión hemos conseguido un acuerdo que nos favorece a los dos, pero sobre todo beneficia a nuestro hijo, que estas Navidades va a tener ocasión de disfrutar de su padre y de su madre sin tensiones y sin miedos.

Al fin y al cabo, es un niño y estas también son unas fechas especiales para él.

Feliz Navidad a todos los lectores del Blog.