“Idealmente, el trabajo del mediador se conduce a través de sus preguntas. Cuando realiza sus preguntas el profesional no da consejo o instrucciones de qué hacer. El cliente al expresar las respuestas las hace suyas. Usar las preguntas es una manera de ayudar a los clientes a mantener el control sobre el contenido de la conversación”.
John Haynes
Si hay algo que caracterice a un mediador es el uso de la pregunta. Se dice que es la herramienta por excelencia y esta afirmación no va desencaminada. El uso de la pregunta es una técnica básica a partir de la cual es posible conocer la realidad de cada una de las partes en relación con el conflicto, conocer sus intereses. Asimismo, abre la posibilidad de encontrar la mejor solución para los mediados y va a permitir al mediador obtener información, no solo del contenido de la disputa, sino también de la relación y del contexto, insistir en un apartado, aclarar, entender y verificar estrategias.
(Puede completar esta técnica con los esquemas que figuran en el portal especializado TOP JURÍDICO MEDIACION Y ARBITRAJE: Tipos de preguntas en mediación y Tipos de preguntas conforme a las distintas fases del proceso de mediación).
Uno de los propósitos del uso de las preguntas es hacer que la persona piense por sí misma, por ello deben manejarse con soltura para poder emplearlas en el momento oportuno, por esa razón es necesario acudir a una mediación con algunas de estas preguntas preparadas con el fin de romper el hielo y que ayuden a crear un ambiente distendido. Como mediadores, tenemos una idea de lo que vamos a encontrar, pero es algo desconocido para los mediados, que en su mayoría se acercan a una mediación por primera vez y con bastantes dudas.
También pueden ser preparadas determinadas preguntas cuya finalidad sea que nos faciliten el hecho de generar confianza, agradecer su asistencia, o aclarar expectativas, pero después de eso, es el abismo.
A pesar de que exista una corriente que aboga por la guionización de preguntas para asegurar el control del proceso por parte del mediador y dotarle de mayor seguridad y liderazgo, (Teresa DUPLÁ MARÍN, Lola BARDAJÍ GÁLVEZ y Sandra ENZLER FANDOS), con un listado de preguntas preparadas se corre el riesgo de que esa mediación se asimile a un interrogatorio y con ello se dañe una de sus principales ventajas: la flexibilidad. En palabras de la mediadora y abogada Rosa Chover “la mediación tiene que parecer un diálogo con las partes, aunque no lo sea”.
No se pueden preparar todas las preguntas que se quieren hacer, porque cada mediado lleva un ritmo propio de adaptación al conflicto que tiene entre manos. Cada parte tiene una preocupación que para él es prioritaria y que puede no coincidir con la idea del mediador.
Este profesional trabaja con lo que traen los mediados al proceso, pero estos pueden no querer traer todos los asuntos. El mediador debe respetar su decisión y no hacer sentir a una de las partes forzada a contar algo que, aunque nos suscita curiosidad, ha preferido mantener al margen del procedimiento de mediación.
Con las preguntas se busca estimular el pensamiento y se contribuye a suscitar el diálogo, por ello, no deben realizarse sin orden, sino que tienen que tener un fin en sí mismas, por lo que es muy interesante saber qué tipo de pregunta realizar y en qué momento.
El mediador no debe olvidar formularlas con un lenguaje comprensible para las partes e invitarles a explicar su respuesta, pedirles que aclaren los significados de los términos que utilizan y los conceptos más importantes de sus argumentaciones, interesado en escuchar a los mediados y respetuoso con ellos.
Las preguntas deben tener un fin, pero ese puede ser descartar una vía de avance en la comunicación según se va desarrollando la sesión, por lo que preparar al milímetro el guión de preguntas, en mi humilde opinión, resulta inviable.