Leyendas de mediación: 5 ideas equivocadas
Gema Murciano
Codirectora de sepín Extranjería . Coordinadora de sepín Mediación y Arbitraje . Redacción Jurídica de Sepín
En el momento en el que se produce una ruptura, todo se derrumba, y uno es llevado un poco por la inercia. Acudir directamente a juicio parece la solución fácil, porque es un camino bien conocido, y eso a pesar de que el camino pueda estar jalonado de vistas, modificaciones de medidas, recursos, más vistas, más modificaciones, nuevos recursos, y acabemos, al cabo de los años, siendo casi especialistas en Derecho de Familia.
Si se plantea acudir a la opción de la mediación suelen aparecer ideas preconcebidas por desconocimiento que no tienen por qué coincidir con la realidad.
La mediación solo funciona en las rupturas que son amistosas
Si son amistosas y las partes son capaces de hablar entre ellos y lograr acuerdos, quizás no necesitan a un especialista en conflictos. La mediación funciona en todo tipo de rupturas, si son amistosas el desarrollo será más sencillo y mucho más rápidas, pero si la separación genera situaciones enconadas o difíciles es especialmente recomendable, pues la persona mediadora está habilitada para tratar situaciones de estrés y presión y rebajar los niveles de tensión.
Recordemos que, como especialistas en conflictos, las personas mediadoras no gestionan amistades, gestionan conflictos, esto es, facilitar el diálogo para que dos partes muy enfrentadas puedan encontrar un punto en común del que partir para lograr acuerdos satisfactorios para las miembros que formaban esa pareja. Y es que el profesional de la mediación transforma ese malestar entre las partes en algo productivo: soluciones consensuadas.
Necesito un abogado que me asesore
El abogado es el profesional que vela por los intereses de sus representados y que dispone de las herramientas para saber cómo transitar por la tortuosa vía judicial, pero ¿quién se divorcia? ¿tú o él? En el fragor de las emociones a veces no somos conscientes de que es lo que realmente queremos, y nos quedamos con soluciones estándar “porque Fulanito ha pasado por lo mismo o le ha ido así”. Una vez que se tenga conciencia de lo que realmente se quiere, y se lleguen a acuerdos, el abogado procurará que se consigan en la vía judicial, en un trámite más sencillo y menos costoso.
Ya tengo un abogado
La persona mediadora y el abogado son profesionales complementarios y no excluyentes, pues será el encargado de darle forma al acuerdo de mediación para homologarlo ante el juez
Al final, si participan más personas, va a ser más caro, me voy directamente a un juez y me ahorro dinero
Tanto abogados como mediadores son libres de poner el precio que estimen necesario por sus servicios.
Salvo si se está entre los supuestos que permiten el divorcio por la vía notarial, elaborar un presupuesto para romper los vínculos legales con la pareja es difícil de establecer, dado que hay que tener en cuenta múltiples variables: si hay hijos, liquidación de bienes, pensión compensatoria, si es contenciosa, si habrá recursos, si habrá posteriores modificaciones de medidas…
En cuanto a la estimación de lo que puede costar un proceso de mediación, cada sesión se mueve en una horquilla que oscila entre 80 y 150€ dependiendo del ámbito en el que se desarrolla el conflicto, el número de partes intervinientes, si es presencial o electrónica…
La diferencia es el modo en el que se va a juicio, si solo hay que homologar un acuerdo de mediación al que un profesional de la abogacía le ha dado forma de convenio regulador, la cifra es mucho más reducida.
Por otro lado, acudir directamente a un juez supone que es el que decide lo que es mejor para las partes dando la razón a uno u a otro, si lo que se quiere es tener el control de nuestra vida y tomar nuestras propias decisiones, se debe acudir a una persona mediadora.
La mediación favorece a los hombres
A veces parece que el proceso de mediación favorece a los hombres en el sentido de que se establecen otros tiempos compartidos con los hijos que se alejan de los estándares judiciales. La razón de esto es que el eje central sobre el que pivotan las decisión son precisamente el bienestar de los hijos, y un encaje más flexible con la disponibilidad horaria de cada una de las partes, lo que hace que estos hijos pasen más tiempo con sus progenitores, en vez de estar con personas ajena a la familia.