La falta de denuncia en la violencia de género

Algunos datos sobre las denuncias y las víctimas

En la memoria de la Fiscalía especializada en Violencia de Género del año 2018 se refleja el dato de la interposición de 166.971 denuncias por violencia de género. Según el análisis comparado de datos, estas denuncias supusieron un incremento del 0,4% respecto al año anterior. Si bien es cierto que un 45% de estas denuncias acabaron en sobreseimiento —un 10,54% por acogerse las víctimas a la dispensa de declarar del art. 416 LECrim—, esto no quiere decir que todas las víctimas estén denunciando, ni mucho menos. Para aportar más datos, uno terrible es que, de las víctimas fallecidas por violencia de género en 2019, 49 en total, 16 habían denunciado, lo que deja un saldo negativo de 33 víctimas que no habían presentado denuncia previa.

Algo importante también es el silencio de sus familiares, vecinos y amigos que conocen o sospechan la existencia de malos tratos; el año 2018, 0,46% de las denuncias presentadas lo fueron por familiares, a pesar de que el 81% de las víctimas reconocieron que habían contado su situación alguna vez a familiares, amigos y personas de su entorno.

Tampoco el personal que atiende a las víctimas presenta suficientes denuncias, solo 4,74% de denuncias fueron presentadas por personal asistencial, aunque ese dato ha supuesto un incremento respecto al año anterior, se trataba de profesionales a los que había acudido la víctima con anterioridad a pedir ayuda, sin que se hubiera formulado denuncia.

¿Qué hacer ante un caso de violencia de género?

El Observatorio Estatal contra la Violencia de Género insiste a las víctimas y a su entorno que denuncien el maltrato. En su página web, hay una guía para saber detectar la violencia de género tanto para víctimas como para personas del entorno.

Una conducta de violencia de género puede no revelarse con sencillez y hay una escalada de violencia en la que se entra sin darse cuenta, por eso, entre los recursos con los que cuenta el Observatorio hay un test para saber si se está viviendo una situación de maltrato, especialmente psicológico, ya que el físico es más fácil de detectar.

Denunciarlo no es tan fácil. Las víctimas no lo hacen por diferentes causas, entre las que se encuentran el miedo, la culpabilidad, la vergüenza, la falta de redes de apoyo social o familiar o la dependencia emocional y/o económica del agresor.

Para salir de esa situación, es necesario buscar apoyo familiar, de personas cercanas, o institucional; también echar abajo falsas creencias que le puedan hacer sentirse culpables de la violencia sufrida, ya que la violencia nunca está justificada.

Las personas que conozcan una situación de maltrato, ya sea de oídas o porque la hayan presenciado, deben tener en cuenta las particularidades de este tipo de violencia y saber cómo afecta a las víctimas y también que tienen el deber de denunciarlo.

Es importante, tanto para las víctimas como las personas que puedan haber conocido una situación de violencia de género, saber que deben aportar y recabar cuanto antes todas las pruebas de que dispongan para poder acreditar los hechos en el proceso judicial.

Asimismo, para la persona que sufre maltrato es importante saber que, una vez informe de los hechos a la policía o a la guardia civil:

  • se tomarán las medidas necesarias para garantizar la dignidad, la integridad física y moral de la víctima,
  • se protegerá su privacidad, intimidad, divulgación de datos personales y de imágenes, y
  • se le informará del procedimiento a seguir y sobre los derechos jurídicos, asistenciales y ayudas a las que puede optar.

Tanto las víctimas como su entorno tienen a su disposición el teléfono 016 de atención y asesoría jurídica las 24 horas, el teléfono gratuito de asistencia inmediata 112 para el caso de que se esté produciendo la situación en ese momento y, si una persona menor de edad cree que alguien de su entorno está sufriendo violencia de género, puede llamar a ANAR al número de teléfono 900 20 20 10.

Conclusión

Las parejas o familias que se encuentran inmersas en una situación de violencia de género o familiar no son totalmente conscientes de su situación. La dependencia y el desgaste emocional son muy intensos y no son capaces de salir por sí mismas. Quienes sufren maltrato —especialmente psicológico— en muchas ocasiones no se dan cuenta de que lo están sufriendo y quienes llevan a cabo conductas de maltrato, tampoco.

En una sociedad responsable, las personas del entorno, que no están viviendo esa situación, pero la conocen, tanto familiares, amigos, como profesionales de los servicios sociales, centros de salud, educativos, etc., deben colaborar para finalizar con esta situación lo antes posible.

La denuncia es muchas veces la única llave que abre la puerta de salida de la violencia. Ayudemos a abrir esa puerta.