¿Por qué se usa la legitimación en los procesos de mediación?

Diez y Tapia, en su obra «Mediación. Herramientas para trabajar en mediación«, indican que la legitimación “Significa crear las condiciones para que la gente pueda acceder a la participación.” Es decir, crear un contexto de confianza dónde los implicados en el proceso de mediación puedan participar en una doble vertiente, por un lado, facilitando la expresión de las pretensiones de las partes y, por otro, reconociendo la capacidad de comunicarse entre ellas.

Para que un proceso de mediación funcione, es importante aceptar al otro como interlocutor, respetando y aceptando las opiniones al mismo nivel que las nuestras. Es tan peligroso no legitimar el contenido, pues este es el relato de conflicto que las partes van a traer a la mediación, “no me interesa nada de lo que puedas decir”, como no legitimar al interlocutor, “no existes”, aunque quizás este tipo sea peor, “no existes, aunque lo que dices pudiera interesarme”.

Esta herramienta como se desprende de lo anterior, tiene una aplicación poliédrica:

      a) Legitimación del mediador

Y esto es importante pues si no intentamos dar legitimidad a las partes cuando estas entran en la sala, es posible que en algún momento del proceso pueda manifestarse o evidenciarse dando al traste con todo el procedimiento.

      b) Legitimación de cada persona frente a sí misma

Hacerlo sirve para otorgar validez a lo que dice, pues fomenta una “revalorización” de la propia valía personal y de la capacidad de afrontar y resolver problemas. Esta forma de legitimación también es conocida como empoderamiento, que viene a ser la capacidad individual de cada persona para “hacerse responsable de su vida” (empowerment).

Mediante la legitimación a cada persona frente a sí misma, el mediador logra que el protagonismo recaiga sobre las partes, y que sean ellas las que, con sus propios recursos, puedan tomar responsabilidad de sus actos.

      c) Legitimación de ambas partes

Esta variante de la legitimación conlleva un reconocimiento a las manifestaciones del otro mediado durante el proceso. Aunque estén posicionados de manera enfrentada, ¿puede ser justificado algún aspecto?

Los efectos de la legitimación entre las partes se materializan en cierta empatía e implica ser sensible ante las situaciones del otro. El objetivo es que las partes se pongan, como se ha denominado informalmente, “en los zapatos del otro”, para entender su punto de vista.

     d) Legitimación del contenido

La legitimación del contenido no viene a significar “dar la razón”, pues podemos estar en desacuerdo, sino que se encuentra más relacionada con dar validez, licitud o permiso a lo dicho.

La legitimación ayuda a generar la confianza, no solo en el proceso, sino también en la figura del mediador y en sí mismos, lo que desencadenará que los mediados se sientan más involucrados y contribuyan a fomentar una “revalorización” de la propia valía personal y de la capacidad de afrontar y resolver problemas.

Muy ligada a la legitimación se encuentra la normalización. Todas las personas tendemos a pensar que nuestro conflicto es el peor, normalizar la situación contribuye a que no se vean los únicos que pasan por una situación conflictiva, y pueden relativizarla de modo que no parezca tan desmesurado y sintiendo una pequeña tranquilidad al tener un problema “normal”.

¿Cómo se legitima? Reformulando lo que se ha transmitido al mediador de una forma positiva

 Ej. Esto que está diciendo es sumamente interesante

      Se requiere valor para enfrentar de esa manera la situación

(*) Al igual que sucediera con el movimiento social en redes sociales a favor de la eliminación de las tasas judiciales: #T, mediadores y simpatizantes de la resolución de conflictos por medios alternos, se están uniendo en otro movimiento social de llamada de atención y difusión de la mediación bajo el logotipo: #m. Si quiere recibir más información y unirse puede consultar en mediacionporderecho.