Juego de Tronos: el sello de calidad en Mediación

 

 

Cada cierto tiempo aparece un tema controvertido que sacude a la comunidad mediadora.

No hace mucho fue el polémico auto que condicionaba la admisión de la demanda al seguimiento previo de un proceso de mediación (SP/AUTRJ/838736), antes sucedió con otro auto, esta vez se sancionaba a una aseguradora por instar un procedimiento judicial por una reclamación de 400€ sin haber intentado una mediación (SP/AUTRJ/803984), pero las horas de formación, los proyectos pilotos gratuitos, la obligatoriedad de la sesión informativa también han creado diversos foros de debate…

Ahora la polémica vuelve a poner en pie a todos los mediadores con el tema de los sellos de calidad.

Muchos mediadores ya han se han posicionado tanto a favor como en contra, pero dado lo trascendental del tema, y la preocupación que se ha suscitado. Junto con «A mediar Granada» (y que puede leerse aquí), dirigido por Tomás Prieto, premio AMMI 2015, vamos a trabajar de manera combinada para recopilar los argumentos tanto a favor como en contra para que los que aún tengan dudas puedan formarse una opinión fundamentada.

Argumentos a favor del establecimiento de un sello, similar a las conocidas ISO, que supervise la calidad de las mediaciones y del mediador.

Nos lo impone el Derecho Comunitario: DIRECTIVA 2008/52/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de 21 de mayo de 2008 , sobre ciertos aspectos de la mediación en asuntos civiles y mercantiles(SP/LEG/4356) dedica su artículo 4 a la Calidad de la Mediación que viene a indicar que los Estados miembros fomentarán la elaboración de códigos de conducta y su adhesión a estos, dándoles competencia para establecer cualquier mecanismo efectivo de control de calidad referidos a la prestación de servicios de mediación

Para fomentar la calidad de la formación: los requerimientos tan simples que son exigidos en la normativa para adquirir la titulación en mediación han derivado en numerosos cursos que prometen ser mediador en apenas 100 horas, y ni siquiera cuentan en su programa con ejercicios prácticos que pongan a prueba las habilidades adquiridas durante el aprendizaje.

Para fomentar la mediación de calidad: derivado de lo anterior, todos los profesionales de la mediación y que creemos en ella, hemos visto alguna actuación que se aleja de los principios de la mediación, o que altera significativamente su concepto.

Con este sello nos aseguraríamos que aspectos tan fundamentales como la voluntariedad, dar el protagonismo a las partes, o la neutralidad del mediador (en el sentido de no posicionarse a favor o en contra de alguna de las partes) son respetados y evitaríamos a profesionales, que aunque bienintencionados, debido a su formación mediocre, pudieran dar al traste con la implantación de la mediación como vía adecuada de resolución de conflictos.

Para evitar intrusismo: Se debe impedir que sea más interesante obtener el título oficial que el objetivo de ser capaz de mediar bien. En la actualidad es más habitual de lo que parece encontrarse con un profesional que asevera que no cree en la mediación, pero no quiere cerrarse puertas.

Como bien señala el notario y mediador Fernando Rodríguez Prieto, si tras la realización de un curso de mediación no se cree en ésta, resulta obvio que sería necesario un sello de calidad que fomente a su vez la calidad de la formación, y por extensión su ejercicio.

Para generar confianza: Éste tipo de certificaciones acreditan la excelencia obteniéndose dos efectos:

Por un lado generan un plus de garantía, las partes en conflicto se sienten seguros para acceder a realizar un proceso de mediación, algo muy necesario teniendo en cuenta lo poco explotada que está la mediación como vía legal y adecuada de resolución de conflictos, y por otro, se evitaría que como causa de una insuficiente formación muchos de los profesionales lastren el despegue del uso de la mediación, al nivel de la vía judicial o el arbitraje.

Para dotar de prestigio: teniendo en cuenta que en la situación actual el mercado de la mediación está saturado y hay cierto oscurantismo, parece conveniente destacar a aquellos profesionales preocupados por dar un servicio excelente en sus procesos de mediación.

Aún así, para la instauración de un sello de calidad habría que tener varios factores:

Esta certificación debería crearse a través de unos protocolos mínimos para poder evaluar el desempeño y resultado de los mediadores, así como que sean de utilidad para medir la satisfacción de los usuarios, en aras de mejorar la eficiencia y la eficacia de los mismos.

El sello de calidad sólo puede ser otorgado de quien goce de prestigio para ello basándose en la objetividad y también en la transparencia, la siguiente pregunta que habría que hacerse es ¿Queda alguna institución pública que goce de prestigio?¿Es preferible que sea alguna institución semi-pública, o una privada?

PD: Feria de Mediación en la Feria del Libro de Madrid