Mediación: perdiendo los nervios y su relación con el parafraseo

Que se vaya caldeando el ambiente hasta derivar en gritos durante el relato del conflicto no es excepcional. Está extendida la sensación de que quién grita más en una discusión es quién lleva razón. Hay ánimo de desprestigiar a la otra parte, nos obcecamos en que se equivoca por eso y por lo otro e, incluso, a veces nos olvidamos de ofrecer nuestros contraargumentos. Defendemos nuestra postura mientras la otra parte se empeña en defender la suya. Nosotros estamos tan obnubilados por nuestro discurso, mientras la otra parte sigue con su propio monólogo, que hasta es posible que estemos buscando la palabra certera para hacer daño.

En mediación eso también pasa y mucho. Al principio la presencia un tercero (y un cuarto si es una comediación) suele cortar los ánimos, pero, de repente, algo hace click y se desencadena un tsunami. Empiezan a aflorar sentimientos pasados, historias que se dejaron a medias, resentimientos, rencores…

El mediador no puede perder la perspectiva de esta situación, dado que aporta muchos datos interesantes que pueden beneficiar a la mediación; por lo pronto nos informa de la forma que tienen, o han tenido las partes, de interrelacionarse y comunicarse y nos ayuda a centrar la raíz del problema.

El mediador, además, tiene que impedir que la situación se le vaya de las manos. Pero, ¿cómo controlar eso? Existen varias posibilidades que son efectivas, podríamos destacar la escucha activa, la reformulación, añadiendo un poco de legitimación y el parafraseo, técnica que vamos a explicar a continuación.

Con el parafraseo se busca, en un breve resumen, describir lo que ha dicho cada una de las partes, usando sus propias palabras, sin emitir juicios.

Expongamos el caso siguiente como ejemplo: Juan y María son hermanos, Juan prestó un dinero a María para arreglar la caldera hace dos meses. Ahora tiene que pagar el seguro del coche y necesita que María le devuelva el préstamos para hacer frente al pago. Ante la petición de Juan, ella quedó en devolvérselo en tres días, pero ya ha pasado una semana y no ha cumplido.

Juan, mientras se desarrolla la discusión, dice: “¡¡Es una mentirosa¡¡, ¡¡siempre me hace igual¡¡, ¡¡me dijo que me lo devolvería en tres días y aún sigo esperando!!”.

El parafraseo a la manifestación de Juan sería: “Así que piensas que María es un mentirosa, porque quedó en devolverte el dinero y ya llevas una semana esperando”.

No obstante, lo que dice el mediador tiene un efecto eco de lo que dicen las partes, si descargamos esta técnica de connotaciones negativas, conseguiremos, por un lado, que la parte que habla, en este caso Juan, se sienta escuchada, lo que conducirá a relajar un poco la tensión, y, además, la parte que recibe el mensaje no se siente atacada por otra persona más (la parte con la que tiene el litigio y el mediador), lo que tiende también ayuda a relajar el ambiente.

Desproveyendo de estos matices negativos al parafraseo, si además se identifican los sentimientos (sentirse engañado) y los hechos (no dar el dinero en la fecha en que se señaló) en una misma frase, lo que diría el mediador sería: “Así que Juan te sentiste engañado cuando María dijo que te daría el dinero a los tres días de pedírselo y aún no lo ha hecho?”.

Como hemos comentado, esta técnica actúa como una especie de bálsamo, por un lado nos hace comprender el núcleo de la cuestión y posibilita que las partes, a través del mediador, se escuchen, y no solo eso, sino que se muestran comprendidas. La transformación de la información («eres una mentirosa» a «sentirse engañado») reduce la carga emocional al utilizar un lenguaje neutral y posibilita que las partes se escuchen. Además. si el mediador está equivocado, el propio mediado centrará la cuestión: “No, no, yo quise decir que…”.

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Veamos más ejemplos:

A) Jorge y Manuel son vecinos, Jorge se acaba de independizar y ahora vive en el piso que está justo encima del piso de Manuel. Jorge es un chico joven y ha hecho tres reuniones con amigos en la última semana. Manuel, por su parte, no ha podido dormir esos días porque  las reuniones eran muy ruidosas y finalizaban a altas horas de la madrugada.

Manuel dice: “¡¡Este niño es un sinvergüenza!!, ¡¡no piensa en los demás¡¡, ¡¡no piensa en que algunos no somos unos vagos y trabajamos al día siguiente!!, ¡¡Soy taxista y necesito descansar!!”.

Mediador: “Así que Manuel, te sientes muy enfadado porque debido a los ruidos que generan las reuniones de Jorge, no puedes descansar y tú trabajo requiere que estés descansado?”.

B) Laura y Patricia son madre e hija respectivamente y su relación está pasando por diferentes dificultades.

Laura: “Estoy que no puedo más y encima es una egoísta, no hace ni su cama”.

Mediador: “Laura, si te he entendido bien, te sientes cansada y te gustaría que Patricia colaborase más con las tareas de la casa?”.

C) Luisa y Pablo están en un proceso de separación:

Luisa:  “Estoy hasta las narices de hacer siempre lo que dice tu madre, ¡¡mi opinión también es importante!!”.

Mediador:  «Luisa, te hubiera gustado más que su madre no hubiera tenido tanto protagonismo en vuestra relación y que Pablo te preguntase si te parecía bien hacer lo que sugería ella?”.